Grossman aprovechó su profunda experiencia en lavandería, tecnología y entretenimiento para reinventar el negocio de la lavandería, un sector que Rodger consideraba maduro para la innovación.

Cuando a Rodger se le ofreció la oportunidad de hacerse cargo de una antigua lavandería en el centro de Los Ángeles, comprendió el potencial del sitio y la oportunidad de rehacer completamente la tienda como una instalación nueva y de última generación.

Rodger reclutó a los mejores ingenieros, contratistas y fabricantes de equipos y los desafió a crear la lavandería automática del futuro.

La tienda existente fue completamente destruida y cada aspecto de la lavandería fue repensado y reconstruido, desde el piso hasta el techo, y reemplazado con los mejores materiales instalados por los mejores comerciantes que trabajan en el espacio de la lavandería.

Dos años después de la visita inicial de Rodger al sitio, su visión se hizo realidad. La tienda insignia de King Laundry es el futuro de la lavandería. Y está aquí hoy.